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Un granito de esperanza. Parte II


 

Después de salir de la UHP (Unidad de Hospitalización Psiquiátrica), más conocida como agudos, ingresé en la UME (Unidad de Media Estancia). Es una unidad donde se hacen actividades: pintar piñas, cuadros, hacer manualidades, … al mismo tiempo que trabajas sobre lo que te ha pasado, te regulan la medicación y te hacen conocer un poco más sobre tu enfermedad. Allí estuve dos meses ingresada y conseguí recuperarme parcialmente. Aquí todavía presentaba síntomas psicóticos: me creía familiar de políticos, tenía privilegios especiales (muchas casas, mucho dinero, …), delirios de grandeza y también sentía síntomas mágicos.

Poco a poco mi psiquiatra, me fue apoyando en esos meses, siendo una parte muy importante en mi recuperación. Las relaciones con los compañeros también me ayudaron a sentirme mejor y a quitarme inseguridades personales.

Más tarde, con el paso del tiempo mejoré y pasé a la ULE (Unidad de Larga Estancia). La dinámica era parecida a la de la UME, pero es una unidad más abierta y podía salir a la calle cuando yo quisiera, siempre y cuando avisara a los profesionales que trabajaban allí. En este lugar conseguí recuperarme del todo, me bajaron la medicación. Esto demoró muchos meses, pero al final encontré la medicación adaptada a mi enfermedad.

A día de hoy, sigo tomándola y tengo la conciencia de que seguiré con ella hasta el final de mis días, así como, con terapia y revisiones periódicas de los profesionales expertos en salud mental se puede llevar una vida totalmente normalizada.

Acudo, como forma de ocupar mi tiempo y poder prepararme de cara a un futuro laboral, a un Centro Ocupacional (Elkarkide). Allí comparto espacio con personas que también tienen enfermedad mental y hacemos actividades de taller, que consisten en: revisar piezas de coches, ponerles una pegatina y luego meterla en una jaula ordenadamente. También metemos sujetadores en cajas para su posterior distribución, al igual que fabricamos buzones.

A veces, si uno es consciente de su enfermedad, es mucho más fácil seguir la rutina diaria: estudiar, trabajar, hacer extraescolares, etc.  Pero hasta llegar aquí es un camino largo y duro, pero con mucho esfuerzo, iniciativa y esperanza todo se consigue.

 

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