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Una película escalofriante. Parte I

 


Esta es mi historia y aquí vengo a compartirla. Yo tenía 18 años cuando tuve mi primer episodio psicótico. Estaba pasando por una mala racha: mi padre se intentó suicidar tomando pastillas, le retiraron el carnet por consumo de alcohol, vino la policía 4-5 veces a mi casa por conflictos familiares entre mis padres. Yo me alimentaba únicamente con ensaladas y fruta, porque mis padres me prohibían comer otras cosas. Los nervios y la situación me hacían perder peso.

Después de vivir estas situaciones estresantes, comenzaron mis síntomas psicóticos y empecé a pensar y ver cosas que no eran reales. Por ejemplo: Creía que mi madre me amenazaba con una navaja, pensaba que me quería matar, le vi limpiando la navaja y le denuncié.

Empecé a pensar que era el niño Jesús, veía a la Virgen, un báculo, símbolos religiosos, y pensaba que tenía alguna misión importante que cumplir. Escuchaba el sonido del aire y yo interpretaba que allí estaban todos los dioses.

Estos síntomas se mantuvieron durante un tiempo, hasta que un día vino la policía a mi casa junto con una conocida del pueblo y una trabajadora social y entre todos me convencieron para ir al consultorio del médico. Finalmente, a la noche acabé yendo a urgencias en una ambulancia.

 Hasta que no me pasó esto, no sabía ni tenía ni idea de lo que era un psiquiátrico. Me lo imaginaba como la película de Hitchcock (ruidos, sangre…) y me daba mucho miedo. Pero al final acabé ingresada en uno de ellos, por voluntad propia. Resultó ser diferente a como lo había imaginado. Es un centro en el que en un primer momento te dan pastillas porque piensan que con ello te van a poner bien, pero no es verdad. A mí en un primer momento me afectaron mucho, porque me daban efectos secundarios (nervios, dejarte hecha un trapo…). Me hubiera gustado poder tener más terapia, que me explicaran lo que me pasaba, hubiera necesitado más sinceridad por parte del psiquiatra y que me dijera que lo que me estaba pasando era producto de mi mente y que no era real.

Pero de repente, llega un día que dejas de sentir y ver tus películas. Tu cabeza hace un “click” y te das cuentas de que lo que has estado viviendo no era real. Un día me di cuenta de que, si yo tuviera todos esos poderes que pensaba que tenía, no estaría en un psiquiátrico, si no, en un sitio mucho mejor, de lujo.

Mi madre, cuando yo estaba mejor, me fue diciendo que lo que pensaba de la navaja no era verdad. Y con el tiempo y poco a poco, me fui poniendo mejor, desaparecieron mis sensaciones y me pudieron bajar la medicación.

Para mí es importante decir que la gente no tiene que abandonar la medicación, porque esto es algo crónico y si la dejas puedes recaer de nuevo. Es duro aceptar que tienes una enfermedad mental, tener un brote psicótico te cambia la vida. En mi caso a mejor, he conseguido independizarme, si me cogen voy a empezar un curso que me motiva, llevo meses trabajando en un centro ocupacional y me siento bien.

También me gustaría recalcar que no somos personas peligrosas, a veces nos tratan como delincuentes y eso no es cierto. No todos los delincuentes o personas que cometen delitos, tienen necesariamente que tener una enfermedad mental. A pesar de que hay personas que te juzgan por tener una enfermedad mental, también me he encontrado con personas buenas, que me han acompañado y me han ayudado. También los profesionales de la salud me han ayudado en este proceso.

To be continued…

 

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1 Comentarios

  1. Alberto Valencia8 de abril de 2024, 7:37

    Mi primer brote psicótico fue a los 22 años. Como bien dices, es una experiencia que cambia una vida y las expectativas que tienes de ella. Supone un giro radical de los acontecimientos y uno tarda mucho en poder asimilar mínimamente lo que ha pasado.
    Tras mucho penar, creo haber podido aprender a convivir con la enfermedad.
    Me alegra ver que cada vez somos más los que nos decidimos a dar un paso al frente y narrar ciertas experiencias y vivencias que contradicen la imagen social y el estigma de esta enfermedad.

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